Las pop-up stores han cobrado relevancia en la última década para los retailers como un canal de venta nuevo, son tiendas que tienen un tiempo de vida definido con productos específicos.
El éxito de la estrategia de una tienda pop-up depende de los objetivos de la marca: pueden ser puntos de venta para experimentar el impacto de entrar a un mercado nuevo o incluso usar este concepto con fines publicitarios como el lanzamiento de una nueva línea de productos específicos que la marca quiera impulsar.
Las empresas pueden tener mayores beneficios al sumar una tienda pop-up a su estrategia de expansión, ya que con una inversión menor pueden experimentar con diferentes factores para medir el éxito del concepto de una tienda, incluso puede ir más allá del producto.
Para las industrias que tienen productos regidos por temporadas, esta puede ser una opción para que durante las temporadas altas de venta aprovechen el impulso del mercado y puedan acaparar a más clientes o por el contrario, al final de cada temporada, usar estos espacios para sacar los artículos de stock de la temporada que termina.
Otra de las ventajas de este modelo de negocio es la flexibilidad que representa, donde incluso la ubicación se facilita, ya que puedes montarla dentro de un mismo centro comercial, hacer alianza con otros establecimientos que comparten valores similares a los de la marca como restaurantes, galerías, etc.
Sin duda, este concepto estrecha lazos entre el comprador final y la marca, es una manera fácil de tener retroalimentación directa si se quiere probar un concepto nuevo.